10 de Octubre de 2017
[AMERINDIA]
Próximo a realizarse el primer Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación (Puebla, 12 al 14 de octubre), el teólogo brasileño Aquino Júnior, miembro del equipo de Amerindia que desde hace varios meses ha trabajado en su organización y coordinación, comparte algunos énfasis y horizontes en los que se inscribe esta evento histórico.
Aquino Júnior es prebítero de la diócesis de Limoneiro, en el nordeste de Brasil, filósofo y doctor en teología –por la Universidad de Münster, en Alemania–, profesor de la Facultad Católica de Fortaleza, investigador, escritor y asesor de pastorales sociales. Junto con Geraldina Céspedes, de Guatemala, Alejandro Ortiz, de México, Pablo Bonavía, de Uruguay, y Rosario Hermano, secretaria ejecutiva de Amerindia, constituyen la comisión preparatoria del Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación.
¿Qué representa la realización de un Encuentro Intergeneracional de Teología de la Liberación en la coyuntura de “la reforma de la Iglesia” promovida por el papa Francisco?
Por una parte, muestra la vitalidad y el dinamismo teológico-pastoral de la tradición eclesial liberadora o de la Iglesia de los pobres de América Latina. Por otra parte, es una invitación a asumir con osadía y creatividad los desafíos de nuestro tiempo, dejándonos conducir por el Espíritu del Señor que, con los pobres y a partir de los pobres, va rompiendo las múltiples corrientes de opresión y creando posibilidades de vida digna para todos.
Y esto sintoniza mucho con las provocaciones y orientaciones teológico-pastorales del papa Francisco, que convoca a la Iglesia a un proceso de desinstalación y salida hacia las periferias del mundo.
¿Cómo entender la “Iglesia en salida” a la luz de la teología de la liberación?
No se trata de una “salida” cualquiera ni hacia cualquier lugar, sino de una “salida hacia las periferias” y para ser, de este modo, señal de la misericordia de Dios para la humanidad sufrida. Una renovación o reforma eclesial verdaderamente evangélica sólo es posible a partir y en función de la humanidad sufrida. Esa es la gran intuición y novedad evangélica del papa Francisco y sintoniza profundamente con las más diversas teologías de la liberación.
¿Qué lugar ocupan las nuevas resistencias y esperanzas del continente en el Encuentro?
La característica más importante de las teologías de la liberación es hacer teología a partir y al servicio de los procesos de liberación de las muchas formas de opresión y dominación. Inserto en esta tradición teológica, este Encuentro asume el desafío de continuar haciendo teología desde las nuevas resistencias y esperanzas de nuestros pueblos. Más que discutir sobre teología de la liberación, nos interesa reflexionar teológicamente sobre el momento presente: las resistencias, las esperanzas, las novedades, las posibilidades, los desafíos, etc.
¿Cómo se refleja este propósito en las temáticas que serán abordadas?
La reflexión está organizada en tres momentos relacionados entre sí. En un primer momento, queremos identificar acontecimientos, movimientos y procesos de resistencia y liberación actuales en nuestro continente, explicando qué tienen de novedad y de esperanza (geopolítica de la esperanza).
En un segundo momento, queremos hacer una lectura teológica de esos acontecimientos, movimientos y procesos sociales liberadores, discerniendo la acción del Espíritu que mueve la historia desde abajo, así como las contradicciones que se dan en estos procesos (densidad teológica de los procesos sociales liberadores).
En un tercer momento, queremos retomar los puntos clave o características fundamentales de la teología de la liberación y las formas como ella se fue desarrollando en momentos y contextos históricos distintos, para enfrentarnos con el desafío de continuar haciendo teología de la liberación a partir de las resistencias y esperanzas actuales en nuestro Continente (tradición teológica liberadora).
Conviene destacar, finalmente, el carácter prospectivo del Encuentro. Tiene un carácter de reunión de trabajo… Nuestro objetivo es retomar o dinamizar de un modo más comunitario y articulado la reflexión teológica liberadora en nuestro continente, lo que limita el número de participantes (más o menos 50). Pero ese es apenas un momento de un proceso más amplio de la articulación y producción teológica a nivel del continente, a partir y al servicio de los pobres y marginados, en sus procesos de liberación.
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