09 de Octubre de 2017
[AMERINDIA, Ciudad de México]
Tras el inicio de la III Jornada Teológica promovida por Amerindia México, el pasado domingo 8 de octubre, en el segundo día (9 de octubre) fueron abordados cuatro grandes ejes temáticos en torno a la encrucijada del país y el aporte de la teología de la liberación, precedidas –como el día anterior– por un momento orante animado por Teresa Daza, de las Comunidades Eclesiales de Base, y por una breve intervención de Socorro Martínez Maqueo, coordinadora continental de Amerindia, a modo de encuadre de la Jornada.
Enseguida, la intervención del politólogo mexicano Juan Luis Hernández se centró en el tema de la Jornada Teológica (“México, entre la incertidumbre y la esperanza”), destacando, por una parte, la encrucijada en la que se debaten los mexicanos entre “una ruptura fundante” –que podría llevar a que la sociedad avance o, por el contrario, empeore–, la eclosión del “empoderamiento social” tras los sismos, y la búsqueda de “la mecánica del cambio”, que para algunos pasa por la vía electoral, para otros por la vía social y ciudadana pacifista, y para otros más pasa por la vía armada y violenta.
Esta encrucijada no es ajena a los “gritos de injusticia” señalados por el politólogo, tales como la corrupción de la clase ‘kakistocática’, la desigualdad salarial, los altos índices de violencia, el feminicidio, la vulnerabilidad de la infancia, la impunidad, el aumento del consumo de drogas entre adolescentes, entre otros.
La esperanza en movimiento
Sin embargo, es preciso acentuar “esperanzas en movimiento”, como propuso Juan Luis, para defender los derechos humanos, participar en la agenda del desarrollo sustentable, fomentar la participación ciudadana y la vinculación a los procesos electorales, luchar contra la corrupción y promover la transparencia, hacer uso del poder del consumidor, apoyar la comunicación independiente, articularse con redes de comercio justo, apostar por la salud pública, y promover la educación desde el aprendizaje situado.
De cara a estar realidades y desafíos, los aportes del teólogo brasileño Agenor Brighenti, ayudaron a decantar por dónde pasa “la fuerza liberadora de la teología de la liberación”, desvelando su origen y militancia, considerando sus evoluciones y resistencias, y, lo más importante, sus aprendizajes para hoy.
Ciertamente, “no existe teología neutral, pues todo saber, incluido el saber teológico, ejerce una función dentro de la sociedad”, subrayó Agenor, recordando los aportes de varios teólogos, entre ellos Juan Luis Segundo, José Comblin, Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez, Jon Sobrino, João Batista Libânio… y el propio papa Francisco, quien afirmó en una entrevista para la Civiltà Cattolica que “la teología de la liberación fue la mejor cosa que ocurrió en la Iglesia de América Latina. Fue ella la que hizo ver ciertas realidades. Los teólogos y las comunidades de esta línea teológica son movidos por una profunda humanidad, sin embargo, de manera deliberada y malvada fue tachada de ideológica”.
El riesgo de una teología huérfana
En términos de desafíos, “el desplazamiento de lo profético a lo terapéutico y de lo ético a lo estético” sugiere continuar abriendo nuevas sendas en la teología de la liberación, en fidelidad creativa para que renazca la esperanza. “Sin procesos liberadores, en los medios eclesiales y en los medios populares, el riesgo de una teología huérfana de Iglesia y huérfana de sociedad”, concluyó el teólogo brasileño.
Por otra parte, en su intervención, la teóloga aymara boliviana, Sofía Chipana Quispe, se refirió a las sabidurías ancestrales como “fuentes de los pueblos en restistencia” o, mejor aún, “una invitación para la reconstruccón de la vida”.
Principios ancestrales
Su presentación, matizada con la riqueza simbólica de los pueblos andinos y sus espiritualidades, posibilitó la comprensión de “los dos mundos de los que somos parte: la cultura Occidental y sus resistencias a este sistema hegemónico”. Asimismo, Sofía postuló algunos principios ancestrales “que pueden ayudar a caminar”, tales como el sentido de integralidad de la vida; el restablecimiento del equilibrio y la armonía; la sacralidad de la vida; y la riqueza multicultural de las sabidurías ancestrales.
Concluyó el segundo día de la Jornada Teológica de Amerindia México con la conferencia del teólogo español Juan José Tamayo, quien planteó una perspectiva dialéctica de paz y violencia, de cara a la actual reconfiguración del orden mundial y a las dinámicas de conflictividad global institucionalizadas por los sistemas dominantes.
Paz y justicia
“La verdadera paz nunca está disociada de justicia”. La Iglesia en América Latina, en su opción por los pobres, ha buscado reivindicar el “crimen contra los pobres”. En torno a estas y otras ideas, el teólogo español presentó un decálogo en el cual expresó la necesidad de superar la violencia –en todas sus formas, incluyendo la infusticia–.
* * *
En el último día de la III Jornada Teológica se espera continuar escudriñando senderos, a la luz de la teología de la liberación, para estimular la esperanza y el profetismo en el hoy de México… ¡todo un reto!
Amerindia continuará informando sobre la III Jornada Teológica en su portal www.amerindiaenlared.org y en sus redes sociales.
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