14 de Agosto de 2018
[Por: Juan José Tamayo]
Las religiones y sus teologías, respuesta a los nuevos desafíos
Medellín constituye un referente irrenunciable del cristianismo liberador para la Iglesia latinoamericana, pero también para otras Iglesias, especialmente las ubicadas en el Sur Global, así como para los diferentes cristianismos y teologías del Norte Global y para el propio Vaticano. Pero no podemos detener la historia y quedarnos instalados cómodamente en actitud añorante y contemplativa en aquella significativa efemérides. Hacer memoria de Medellín, sí pero avanzando al ritmo de la historia.
El cristianismo latinoamericano debe responder hoy a los nuevos desafíos, como lo hiciera en su momento la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, atendiendo a las profundas transformaciones que se han producido en el continente y en el mundo global en estos cincuenta años en todos los terrenos: políticos, sociales, económicos, culturales, jurídicos, religiosos, ecológicos, étnicos, educativos, etc. Es necesario igualmente tener en cuenta los nuevos actores de transformación y de regresión en el escenario continental y mundial.
Las buenas ideas no caen del cielo: elementos de “teología inductiva” es el título de un libro espléndido del teólogo francés Georges Casalis publicado en la década de los 70 del siglo pasado (Sígueme, Salamanca, 1979). Tampoco las religiones y sus respectivas teologías caen del cielo: no son aerolitos caídos de las nubes, ni fenómenos intemporales, ni realidades ahistóricas. Son construcciones humanas, fenómenos sociales y culturales que surgen en un determinado momento histórico como respuesta a los problemas planteados en cada época y en la búsqueda del sentido.
Como tales, son objeto de estudio por parte de las diferentes ciencias de las religiones. La filosofía de la religión analiza la racionalidad o irracionalidad de las afirmaciones religiosas. La fenomenología de la religión estudia los elementos comunes de la experiencia religiosa a partir de las plurales y complejas manifestaciones del fenómeno religioso: lo sagrado, el misterio, la actitud religiosa del sujeto, etc. La psicología de la religión estudia el impulso religioso, su origen y evolución y sus motivaciones: consuelo, necesidad de protección, anhelo de trascendencia, búsqueda de sentido.
La historia de las religiones muestra la gran creatividad mítica y simbólica de la humanidad y su capacidad para plantear las preguntas sobre el origen y destino del mundo, el sentido y sinsentido de la vida y de la muerte, y buscar caminos de salvación, tanto histórica como trascendente. La antropología de la religión estudia la religión como sistema cultural, simbólico, moral, de creencias y de acción. La sociología de la religión analiza la relación de las creencias religiosas con la sociedad, así como sus funciones sociales1.
Las religiones tienden a dar respuestas del pasado a preguntas del presente sin ser conscientes de que cuando sabían todas las respuestas les cambiaron las preguntas. De esa manera corren el peligro de tornarse irrelevantes. Si quieren tener significación histórica e intervenir en los procesos socio-culturales de la humanidad con un mensaje ético liberador, deben estar atentas a las nuevas preguntas y a los nuevos desafíos y mirar al futuro sin olvidar, eso sí, su genealogía, pero sin intentar reproducir el pasado miméticamente, sino recreándolo y descubriendo las vetas de utopía ínsitas en la realidad histórica y los caminos de esperanza abiertos por los visionarios.
Carácter dialéctico y estudio interdisciplinar de los nuevos desafíos
Ahora bien, la atención a los desafíos no puede ser unidimensional, sino que ha de tener carácter dialéctico, sin caer en el catastrofismo, que generalmente desemboca en pesimismo existencial y fatalismo histórico, pero tampoco en el triunfalismo, que suele traducirse en activismo irreflexivo y optimismo ingenuo. Los desafíos deben ser analizados en toda su complejidad, no quedándose en la superficie, sino yendo a las raíces, a las causas más profundas. Hay que atender a los diferentes factores que intervienen: personales y estructurales, políticos y económicos, sociales y culturales, religiosos y medioambientales, diacrónicos y sincrónicos, éticos y simbólicos.
Los desafíos no se producen aisladamente, sino en interrelación, interacción e interdependencia. No es posible analizar las relaciones políticas sin tener en cuenta las relaciones económicas, como tampoco se pueden estudiar las relaciones con la naturaleza sin vincularlas con la economía y la política. Por lo mismo, los análisis económicos, políticos y ecológicos no pueden llevarse a cabo sin la crítica del patriarcado, sistema de dominación omnipresente. Las reflexiones y los análisis sobre las religiones no admiten un tratamiento aislado, cual si de mónadas autónomas se tratara. Deben atender a la funcionalidad política y económica que ejercen y a su estructura en la mayoría de los casos jerárquico-patriarcal.
A su vez, los desafíos deben ser estudiados interdisciplinarmente. No hay ciencia alguna que agote el estudio de todos los fenómenos que se producen en las diferentes sociedades del planeta. Son necesarias todas las disciplinas si se quiere tener una visión de conjunto. Hay que evitar que una disciplina domine sobre las demás e imponga su metodología, hoy, por ejemplo, la economía, que, sometida al asedio del mercado, pretende dominar todos los ámbitos de la existencia.
Nuevos paradigmas teológicos
He aquí algunos de los desafíos que conforman el cambio de era que estamos viviendo que son especialmente significativos para el presente y el futuro de las religiones y de las teologías, muy especialmente para las religiones y teologías del Sur Global:
- La pobreza estructural y la creciente desigualdad, que constituyen “el mal común” y dan lugar al Estado de malestar, y los movimientos de lucha contra la pobreza. A dicho desafío debe responder una teología desde la opción por las personas y los pueblos oprimidos en la mejor tradición de la legislación hebrea, de la tradición profética y de la herencia jesuánica.
- La crisis y el letargo de la democracia, sometida a la dictadura de los mercados, y los movimientos de despertar de la democracia participativa. A este desafío corresponde una teología defensora de la democracia participativa de base en las religiones y crítica de la religión “monoteísta” del mercado.
- La globalización neoliberal excluyente, la globalización posliberal y contrahegemónica y los movimientos alterglobalizadores. La respuesta es una teología contrahegemónica que supere el universalismo abstracto de la salvación, traduzca esta en liberaciones históricas e incluya a quienes la globalización existente excluye.
- La pervivencia del patriarcado, en alianza con otros sistemas de dominación, las discriminaciones de género que desembocan en violencia contra las mujeres, y la alternativa que proponen de los diferentes feminismos, tanto los occidentales como los periféricos. La respuesta es una teología feminista que cuestione el sexismo, la homofobia y la violencia de género y apueste por una comunidad fraterno-sororal.
- La depredación de la naturaleza, el eco-cidio, y la nueva conciencia ecológica que da lugar al paradigma holístico eco-humano. La respuesta es una teología ecológica en defensa de la dignidad y de los derechos de la Tierra.
- El armamentismo, el terrorismo global y la construcción de una cultura de paz. La respuesta es una teología de la paz basada en la justicia.
- El choque de civilizaciones, la diversidad cultural y el diálogo simétrico entre cosmovisiones, culturas y saberes. La respuesta es una teología intercultural de la liberación.
- La proliferación y el fortalecimiento del fascismo social, el debilitamiento de los procesos democráticos, por una parte, y la democratización de la revolución y la revolución de la democracia, por otra. La respuesta es una teología crítico-pública en defensa de la liberación de los pueblos oprimidos
- El imperialismo cultural, que desemboca en epistemicidio, y la reconstrucción cultural alternativa. La respuesta es una teología interétnica que reconozca las identidades de las culturas originarias.
- La mercantilización de la vida, la cosificación del ser humano, la depredación de la naturaleza y la desmercantilización de las relaciones humanas y con la naturaleza. La respuesta es una teología de la gratuidad.
- Los fundamentalismos religiosos y los deicidios, el pluriverso religioso y el diálogo entre religiones y espiritualidades. La respuesta es una teología hermenéutica interreligiosa de la liberación.
- La cultura de los derechos humanos y su sistemática transgresión. La respuesta es una teología de los derechos humanos, sobre todo de las personas y colectivos humanos a quienes se les niega, y la igual dignidad de todas las personas.
- Las diferentes formas de increencia religiosa, la idolatría y el despertar, con frecuencia patológico, de las religiones. La respuesta es una teología anti-idolátrica.
- La posmodernidad, la cultura, la sociedad y la vida bajo el signo de la liquidez y la teoría de la complejidad como alternativa. La respuesta es una teología no dogmática, no enrocada en imposibles certidumbres, sino en búsqueda, abierta a la duda y en diálogo interdisciplinar; una teología que privilegie el símbolo, “que da que pensar” (Paul Ricoeur), y cuestione el dogma, que impone un pensamiento único.
- Las flujos migratorios y sus respuestas: la xenofobia y el racismo o la hospitalidad y la acogida. La respuesta es una teología de la alteridad, de la hospitalidad.
- La injusticia cognitiva global y la justicia cognitiva alter-globalizadora. La respuesta son las teologías contra-hegemónicas y en diálogo simétrico entre saberes.
- El colonialismo, el neocolonialismo, los movimientos descolonizadores y las teorías poscoloniales y decoloniales. La respuesta son las teologías del Sur Global.
Juan José Tamayo es Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría” de la Universidad Carlos III de Madrid
Cita:
1 He analizado de manera más pormenorizada el horizonte de estudio de cada una de las ciencias de las religiones, en el capítulo “Teología y ciencias de las religiones”, de Juan José Tamayo, Nuevo paradigma teológico, Trotta, Madrid, 2009, 3ª ed.
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