[Por: Marcelo Barros]

Hoy, las Iglesias cristianas concluyen la celebración anual de la Pascua con la memoria del día en que, conforme la tradición cristiana, la resurrección de Jesús dio como fruto la venida del Espíritu Santo como presencia permanente de Dios en las personas y en mundo. Según esa revelación, Dios es Amor presente y actuante en las personas y en todos los seres. Cada vez más, los científicos aceptan que, detrás de la evolución cósmica del universo, hay una inteligencia amorosa que da vida y consistencia a todo. Ese amor es el Espíritu, que, como madre cariñosa, nos educa, conforta y fortalece en las luchas de la vida.

En Pentecostés, las Iglesias antiguas cantan una palabra bíblica: "El Espíritu del Señor, todo el universo ha llenado, todo abarca en su saber y todo enlaza en su amor, aleluya". El amor divino es único, pero se manifiesta de formas diversas en la naturaleza y en las personas. Dios mismo ha asumido la diversidad como algo suyo.

En esos días, la ONU conmemora dos fechas que  acentúan la importancia de la diversidad. En 21 de mayo, a cada año se conmemora el Día Mundial de las Diversidades Culturales. En el martes 22, la ONU nos invita a reflexionar sobre la diversidad biológica o la biodiversidad. Aunque sean celebraciones independientes, esas dos fechas de la ONU revelan la importancia del respeto à las diversidades culturales y humanas, además de afirmar que la propia vida, para estar bien protegida, necesita un ambiente de diversidad biológica. Actualmente, los científicos están de acuerdo: el propio fenómeno de la vida ocurre como una red de relaciones entre células diferentes y entre organismos diversos. Para mantenerse y desarrollarse, la vida precisa de la biodiversidad. 

Los cristianos recuerdan que la primera manifestación del Espíritu de Dios à los discípulos de Jesús los hizo capaces de comunicarse con personas de diferentes idiomas y formar una unidad a partir de la diversidad cultural (Hechos 2). En el siglo III, el obispo Cipriano de Cartago advertía: "La unidad abole las divisiones, pero respeta las diferencias". 

También en la realidad social y política que vivimos en América Latina y Caribe, movimientos y partidos ligados à los más pobres si unen para defender las conquistas ya logradas y para avanzar en un proyecto nuevo de transformación del mundo. El Espíritu invita cristianos y no cristianos a apoyar y fortalecer esa alianza en favor de la vida. Como dijo Jesús en el evangelio: "Padre, te doy gracias porque has escondido tus cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños" (Mt 10, 25 ss).

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