La solución para la Tierra no cae del cielo

15 de Enero de 2018

[Por: Leonardo Boff | Texto en español, portugués, italiano e inglés]




Lo que voy a escribir aquí será de difícil aceptación para la mayoría de los lectores y lectoras. Aunque lo que diga esté fundado en las mejores cabezas científicas, que hace casi un siglo vienen pensando el universo, la situación del planeta Terra y su eventual colapso o un salto cuántico hacia otro nivel de realización, no ha penetrado sin embargo en laconciencia colectiva ni en los grandes centros académicos. Continúa imperando el viejo paradigma, surgido en el siglo XVI con Newton, Francis Bacon y  Kepler, atomístico, mecanicista y determinístico como si no hubiese existido un Einstein, un Hubble, un Planck, un Heisenberg, un Reeves, un Hawking, un Prigogine, un Wilson, un Swimme, un Lovelock, un Capra y tantos otros que nos elaboraron la nueva visión del universo y de la  Tierra.

 

Para iniciar cito las palabras del premio Nobel de biología 1974 Christian de Duve que escribió uno de los mejores libros sobre la historia de la vida: Polvo vital: la vida como imperativo cósmico (Norma 1999): «La evoluciónbiológica marcha a ritmo acelerado hacia una grave inestabilidad. Nuestro tiempo  recuerda una de aquellas  importantes rupturas en la evolución, señaladas por grandes extinciones en masa» (p.355). Esta vez  no viene, como en eras pasadas, de algún meteoro rasante que casi eliminó toda la vida, sino del propio serhumano, que puede ser no solo suicida y  homicida, sino también ecocida, biocida y  finalmente geocida. 

 

Él puede poner fin a la vida en nuestro planeta, dejando solamente los microorganismos del suelo, bacterias, hongos y virus, que se cuentan por trillones de trillones. 

 

En razón de esta amenaza montada por la máquina de muerte fabricada por la irracionalidad de la modernidad, se introdujo la expresión antropoceno, una especie de nueva era geológica en la cual la gran amenaza de devastadora se deriva del propio ser humano (antropos). Él ha intervenido y sigue interviniendo de forma tan profunda en los ritmos de la naturaleza y de la Tierra que está afectando las bases ecológicas que los sustentan. 

 

Según losbiólogos Wilson y Ehrlich cada año desaparecen entre 70 y 100 mil  especies de seres vivos debido a la relación hostil que el ser humano mantiene con la naturaleza. La consecuencia es clara: la Tierra ha perdido su equilibrio y los eventos extremos lo muestran irrefutablemente. Sólo ignorantes como D. Trump  niegan las evidencias empíricas.

 

En contrapartida, el conocido cosmólogo Brian Swimme coordina en California a una decena de científicos que estudian la historia del universo y se esfuerzan en presentar una salida salvadora. En passant  hay que decir que B. Swimme, cosmólogo, y el antropólogo de las culturas Thomas Berry, publicaron, con los datos más seguros de la ciencia, una historia del universo del big-bang hasta nuestros días (The Universe Story, Harper San Francisco, 1992; Uriel 2009 en español) conocido como el trabajo más brillante realizado hasta hoy. La traducción al portugués está hecha, pero por la ignorancia de los editores brasileros  no ha sido publicado hasta ahora. Crearon la expresión era ecozoica  o ecoceno, una cuarta era biológica que sucede al paleozoico, al mesozoico y a nuestro neozoico. 

 

La era ecozoica parte de una visión del universo en cosmogénesis. Su característica no es la permanencia sino la evolución, la expansión y laauto-creación de emergencias cada vez más complejas que permiten el surgimiento de nuevas galaxias, estrellas y formas de vida en la Tierra, hasta nuestra vida consciente y espiritual. No temen a la palabra espiritual porque entienden que el espíritu es parte del propio universo, siempre presente, pero que en un estadio avanzado de la evolución se tornó en nosotros  autoconsciente, percibiéndonos como parte del Todo.

 

Esta era ecozoica representa una restauración del planeta mediante una relación de cuidado, respeto y reverencia ante ese don maravilloso de la Tierra viva. La economía no es de acumulación sino de lo suficiente para todos, de modo que la Tierra rehaga sus nutrientes.

 

El futuro de la Tierra no cae del cielo sino de las decisiones que tomamos en el sentido de estar en consonancia con los ritmos de la naturaleza  y del universo. Cito a Swimme: 

 

«El futuro será dirimido entre aquellos comprometidos con el Tecnozoico, un futuro de explotación creciente de la Tierra como recurso, todo para beneficio de los humanos, y los comprometidos con el Ecozoico, un nuevo modo de relación con la Tierra en el que el bienestar detoda la comunidad terrestre es el interés principal» (p.502).

 

Si este no predomina conoceremos posiblemente una catástrofe, esta vez efectuada por la propia Tierra, para librarse de una de sus criaturas que ocupó todos los espacios de forma violenta y amenazadora para las demás especies, que, por tener el mismo origen y el mismo código genético, son sus hermanos y hermanas, noreconocidos, sino maltratados e incluso asesinados. Tenemos que merecer subsistir en este planeta, pero esto depende de una relación amigable con la naturaleza y la vida y una profunda transformación en las formas de vivir. Swimme añade todavía: «No podremos vivir sin aquel insight especial que tienen las mujeres en todas las fases de la existencia humana» (p.501).     

 

Esta es la encrucijada de nuestro tiempo: cambiar o desaparecer. ¿Pero quién cree en esto? Nosotros continuamos a gritar, en médio al desierto.

 

*Leonardo Boff escribió con el cosmólogo Mark Hathaway El Tao de la liberación sobre la nueva cosmología, Vozes 2010.

 

Traducción de Mª José Gavito Milano

 

*     *     *

 

A solução para a Terra não cai do céu

 

O que vou escrever aqui será de difícil aceitação pela maioria dos leitores e leitoras. Embora o que diga seja fundado nas melhores cabeças científicas, que há quase um século, vêm pensando o universo, a situação do planeta Terra e seu eventual colopso ou um salto quântico para outro nível de realização, não penetrou, no entanto, na consciência coletiva nem nos grandes centros acadêmicos. Continua imperando o velho paradigma, surgido no século XVI com Newton, Francis Bacon e  Kepler, atomístico, mecanicista e determinístico como se não tivesse existido um Einstein, um Hubble, um Planck, um Heisenberg, um Reeves, um Hawking, um Prigogine, um Wilson, um Swimme, um Lovelock, um Capra e tantos outros que nos elaboraram a nova visão do universo e da  Terra.

 

Para iniciar cito as palavras do prêmio Nobel de biologia (1974) Christian de Duve que escreveu um dos melhores livros sobre a história da vida: Poeira vital: a vida como imperativo cósmico (Campus 1997). “A evolução biológica marcha em ritmo acelerado para uma grave instabilidade. O nosso tempo lembra uma daquelas importantes rupturas na evolução, assinaladas por grandes extinções em massa”(p.355). Desta vez ela não vem de algum meteoro rasante como em eras passadas que quase eliminou toda vida, mas do próprio ser humano que pode ser não só suicida e  homicida, mas também ecocida, biocida e por fim geocida. 

 

Ele pode pôr fim à vida no nosso planeta, deixando apenas os microorganismos do solo que se contam em quatrilhões de quatrilhões de bactérias, fungos e virus.

 

Em razão desta ameaçada montada pela máquina de morte fabricada pela irracionalidade da modernidade, se introduziu a expressão  antropoceno, uma espécie de nova era geológica na qual a grande ameaça de devastação se deriva do próprio ser humano (antropos). Ele interveio e continua intervindo de forma tão profunda nos ritmos da natureza e da Terra que está afetando as bases ecológicas que os sustenta. 

 

Segundo os biólogos Wilson e Ehrlich desaparecem entre 70 a 100 mil  espécies de seres vivos por ano devido a relação hostil que o ser humano mantem com a natureza. A consequência é clara: a Terra perdeu seu equilibrio e os eventos extremos o mostram irrefutavelmente. Só ignorantes como R.Trump negam as evidências empíricas.

        

Em contrapartida, o conhecido cosmólogo Brian Swimme que na Califórnia coordena uma dezena de cientistas que estudam a história do universo se esforçam para apresentar uma saída salvadora. En passant se diga que B. Swimme, cosmólogo e o antropólogo das culturas Thomas Berry, publicaram, com os dados mais seguros da ciência, um história do universo, do big-bang até os dias atuais (The Universe Story San Francisco, Harpert 1992) conhecido como o mais brilhante trabalho até hoje realizado. A tradução foi feita mas a tolice dos editores brasileiros predominou e até hoje não foi lançado. Criaram a expressão a era ecozóica  ou o ecoceno, uma quarta era biológica que sucede ao paleozóico, ao mesozóico e ao nosso neozóico. 

 

A era ecozóica parte de uma visão do universo em cosmogênse. Sua característica não é a permanência mas a evolução, a expansão e a auto-criação de emergencias cada vez mais complexas que permitem o surgimento de novas galaxias, estrelas e formas de vida na Terra, até a nossa vida consciente e espiritual. 

 

Não temem a palavra espiritual porque entendem que o espírito é parte do próprio universo, sempre presente mas que num estágio avançado da evolução se tornou em nós autoconsciente, percebendo-nos como parte do Todo.

         

Esta era ezóica representa uma restauração do planeta mediante uma relação de cuidado, respeito e reverência face a esse dom maravilhoso da Terra viva. A economia não é da acumulação mas do suficiente para todos de modo que a Terra refaça os seus nutrientes.

 

O futuro da Terra não cai do céu mas das decisões que tomarmos no sentido de estarmos em consonância com os ritmos da natureza  e do universo. Cito Swimme:

 

“O futuro será determinado entre aqueles comprometidos com o Tecnozóico, um futuro de exploração crescente da Terra como recurso, tudo para o  benefício dos humanos e aqueles comprometidos com o Ecozóico, um novo modo de relação para coma Terra em que o bem-estar de toda a comunidade terrestre é o principal interesse”(p.502).

 

Se esse não predominar conheceremos possivelmente uma catástrofe, desta vez efetuada pela própria Terra, para se livrar de uma de suas criaturas que ocupou todos os espaços de forma violenta e ameaçadora das demais espécies, que, por terem a mesma origem e o mesmo código genético, são seus irmãos e irmãs, não reconhecidos mas maltratados e até assassnados. 

 

Temos que merecer subsistir nesse planeta. Mas isso depende de uma relação amigável para com a natureza e a vida e uma profunda transformação nas formas de viver. Swimme ainda acrescenta: “Não poderemos viver sem aquele insight especial que as mulheres têm em todas as fases da existência humana” (p.501).     

 

Essa é a encruzilhada de nosso tempo: ou mudar ou desaparecer. Mas quem crê nisso? Nos continuaremos a gritar.

 

*Leonardo Boff escreveu com o cosmólogo Mark Hathaway O Tao da libertação sobre a nova cosmologia, Vozes 2010.

 

*     *     *

 

La soluzione per la Terra non cade dal cielo

 

Quello che scriverò nonsarà facilmente accettato dalla maggioranza dei lettori e delle lettrici. Anche se quello che dico è fondato e garantito da scienziati che da quasi cent’anni pensano l’universo, la situazione del pianeta Terra e il suo eventuale collasso o un salto quantico per un altro livello di realizzazione, non sono concetti penetrati nella coscienza collettiva e nemmeno nei grandi centri accademici. Continua a far da padrone il vecchio paradigma, sorto nel secolo XVI (con Newton, Francis Bacon, Descartes e Kepler) atomistico, meccanicista e determinista come se non fossero mai esistiti un Einstein, un Hubble, un Planck, un Heisenberg, un Reeves, un Hawking, un Prigogine, un Wilson, un Swimme, un Lovelock, un Capra e tanti altri che ci hanno elaborato la nuova visione dell’universo e della Terra.

 

Per iniziare citerò le parole del premio Nobel per la biologia (1964) Christian de Duve che ha scritto uno dei migliori libri sulla storia della vita: Polvere vitale (TEA 2001): “L’evoluzione biologica marcia a un ritmo accelerato verso una grave instabilità. Il nostro tempo ricorda quelle importanti rotture nell’evoluzione, marcate da grandi estinzioni di massa” (p. 355). Questa volta non arriva, come nelle ere passate, da un meteorite che sfiorò la Terra e quasi eliminò tutto quanto era vivo, ma dallo stesso essere umano che può essere non solo suicida e omicida, ma anche ecocida, biocida e infine geocida. Lui può mettere fine alla vita sul nostro pianeta, lasciando appena i microrganismi del suolo, batteri, funghi e virus che si contano nell’ordine di quadriglioni di quadriglioni.

 

In ragione di questa minaccia montata dalla macchina di morte fabbricata dell’irrazionalità della modernità è stata introdotta l’espressione antropocene, una specie di nuova era geologica nella quale la minaccia di devastazione proviene dallo stesso essere umano (àntropos). Lui è intervenuto e continua a intervenire in forma così profonda nei ritmi della natura e della Terra che sta raggiungendo le basi ecologiche che li sostentano. Secondo i biologi Wilson e Ehrlich si estinguono tra le settanta e le centomila specie di esseri vivi all’anno, fenomeno dovuto alla relazione ostile dell’essere umano con la natura. La conseguenza è chiara, la Terra ha perduto il suo equilibrio e gli eventi estremi lo dimostrano irrefutabilmente e solo ignoranti come D.Trump negano le evidenze empiriche.

 

In contropartita, il noto cosmologo Brian Swimme che in California coordina una decina di scienziati che studiano la storia dell’universo e si sforzano di trovare una uscita di salvezza. En passant, diciamo che B. Swimme, cosmologo e antropologo delle culture e Thomas Berry, hanno pubblicato insieme ai dati più sicuri della scienza, una storia dell’universo, dal big-bang fino ai nostri tempi (La Storia dell’Universo, Harper, San Francisco, 1992) opera nota come il più brillante lavoro mai realizzato fino ad oggi. La traduzione è stata fatta, ma l’ignoranza degli editori brasiliani ha avuto la meglio e fino ad oggi non è stato pubblicato. Hanno creato l’espressione ecozoica o ecocene, una quarta era biologica che viene dopo il paleozoico, al mesozoico e al nostro neozoico. 

 

L’era ecozoica parte da una visione dell’universo come cosmogenesi. La sua caratteristica non è il permanere ma l’evoluzione, l’espansione e l’autocreazione di emergenze sempre più complesse che permettono il sorgere di nuove galassie, stelle e forme di vita sulla Terra, fino alla nostra vita cosciente e spirituale. Non hanno timore della parola spirituale perché intendono che lo spirito è parte dello stesso universo, sempre presente ma che su un piano avanzato dell’evoluzione è diventato in noi autocosciente, percependo noi come parte del tutto. L’economia non è quella dell’accumulazione ma quanto basta per tutti in modo che la Terra rifaccia i suoi nutrimenti.

 

Il futuro della Terra non cade dal cielo ma dalle decisioni  che noi prenderemo nel senso distare in consonanza con i ritmi della natura e dell’universo. Cito Swimme: 

 

“Il futuro sarà determinato tra coloro che sono impegnati con il tecnozoico, unfuturo di sfruttamento crescente della Terra come risorsa, tutto a beneficio degli umani e quelli compromessi con l’Ecozoico un nuovo modo di relazione con la Terra e in cui il benessere di tutta la comunità terrestre è il principale interesse” (p.502).

 

Se questo non avrà il predominio, dovremmo conoscere probabilmente una catastrofe, questa volta causata dalla stessa Terra, per liberarsi di una delle sue creature che ha occupato tutti gli spazi in forma violenta e di minaccia delle  specie che restano, che, siccome hanno la stessa origine e lo stesso codice genetico, sono suoi fratelli e sorelle, non riconosciuti, maltrattati e persino assassinati. Dobbiamo meritare di sussistere in questo pianeta. Ma questo dipende da unarelazione amichevole con la natura e con la vita e una profonda trasformazione delle forme di vivere.  Swimme aggiunge ancora: “Non potremo vivere senza quella capacità intuitiva delle donne in tutte le fasi dell’esistenza umana” (p.501). 

 

Questo è il crocevia del nostro tempo: o cambiare o sparire. Ma chi è che ci crede? Noi continuamo a gridare en médio  al deserto.

 

* Leonardo Boff, filosofo, teólogo, columnist del JB online.

 

Traduzione di Romano Baraglia e Lidia Arato.

*     *     *

 

The Earth's future will not come from heaven

 

Most readers will find it difficult to accept what I am going to express here. Even though it is based on the best scientific minds that have been studying the universe, the situation of planet Earth and her eventual collapse, or qualitative leap to another level of reality, for almost a century, it has not penetrated into either the collective consciousness or the major academic centers. The old atomic, mechanistic and deterministic paradigm that arose in the XVI century with Newton, Francis Bacon and Kepler, continues in force, as if Einstein, Hubble, Planck, Heisenberg, Reeves, Hawking, Prigogine, Wilson, Swimme, Lovelock, Capra or so many others who have elaborated a new vision of the Universe and of the Earth had never existed.

 

For starters, I would quote Christian de Duve, 1974 Biology Nobel Laureate, who wrote one of the best books about the history of life: Vital Dust: life as a Cosmic imperative, (Polvo vital: la vida como imperativo cósmico, editorial Norma, 1999): «Biological evolution moves with an accelerated rhythm towards grave instability. Our time reminds us of the important ruptures in evolution, marked by massive extinctions» (p. 355). This time it will not come from a massive meteor that eliminated almost all life, as in past eras, but from the human being itself, that not only can be suicidal and homicidal, but also ecocidal, biocidal and even geocidal. The human being can put an end to most life on our planet, leaving only the underground microorganisms; bacteria, fungi and viruses, that number in the quadrillions of quadrillions. 

 

Given this threat, the result of the death machine created by the irrationality of modernity, the term «anthropocentric» was introduced to refer to the present as a new geological era, in which the great threat of devastation comes from humanity itself (anthropos ). The human being has intervened and continues to intervene in the rhythms of nature and the Earth in a profound manner, that affects the very ecological basis that support us. 

 

According to biologists Wilson and Ehrlich, between 70 to 100 thousand species of living beings will disappear annually, due to the hostile relationship the human being maintains with nature. The consequence is clear: the extreme events we are witnessing irrefutably show that the Earth has lost her equilibrium. Only the ignorant, such as Donald Trump, deny the empirical evidence.

 

To the contrary, the well known cosmologist, Brian Swimme, who coordinates a dozen scientists in California who study the history of the Universe, struggles to offer a saving path out. We should note in passing that cosmologist Swimme and cultural anthropologist Thomas Berry, published a history of the universe, based on the best scientific data, from the big bang to the present, (The Universe Story, San Francisco, Harper 1992), which is known as the most brilliant work realized to date. (The translation to Portuguese has been done, but the Brazilian editors were too foolish, and until today it has not been published. The Spanish translation has been devalued because the book devotes too much space to the concrete situation of the United States). The authors created the concept, «the Ecozoic era», or «the ecocene», a fourth biologic era that would follow the Paleozoic, the Mesozoic and our Neozoic. 

 

The Ecozoic starts with a vision of the universe as cosmogenic. Permanence is not its hallmark, but evolution, expansion and auto-creation of ever more complex «emergences», thus allowing for the birth of new galaxies, new stars and forms of life on Earth, including our conscious and spiritual life.

 

The authors are not afraid of the word «spiritual» because they understand that the spirit is part of the Universe itself, always present, which in an advanced phase of evolution has become self aware, seeing ourselves as part of the Whole.

 

This Ecozoic era represents a restoration of the planet through a relationship of caring, respect and reverence, towards the magnificent gift of the living Earth. The economy should not seek accumulation, but what is enough for everyone, so that the Earth may replace her nutrients. The future of the Earth does not come from heaven, but from the decisions we take to remain in consonance with the rhythms of nature and the Universe. I quote Swimme:

 

The future will be decided either by those who are committed to the Technozoic --a future of increasing exploitation of the Earth as a resource, all for the benefit of humans-- or by those committed to the Ecozoic, a new mode of relating with the Earth, where the well being of the Earth and the entire community of terrestrial life is the principal interest (p. 502)

 

If the Ecozoic does not triumph, we will probably experience a catastrophe, this time produced by the Earth herself, to liberate herself from one of her creatures, that violently occupied everything, threatening all other species, species that, because they have the same origins and the same genetic building blocks, are her brothers and sisters, which is not acknowledged, resulting in their abuse, and even murder. 

 

We must deserve our survival on this planet. But that depends on having an amicable relationship with nature and life; and on a profound transformation of our forms of living. Swimme adds: 

 

«We will be unable to live without the special intuition (insight) that women have had in all phases of human existence» (p. 501).

 

This is the crossroads of our time: either to change or to disappear. But, who believes it?  We will continue to raise high our voices.

                                                                                                                    

*Leonardo Boff  Eco-theologian-Philosopher and Member of thje Earthcharter Commission

 

Free translation from the Spanish sent by

Melina Alfaro, alfaro_melina@yahoo.com.ar.

Done at REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas, EE.UU. 

 

 

Imagem: http://www.expo2015.org/magazine/cs/Exponet/1393338464951/exponet/800X490/1393338898013.jpg%3Bfilename_%3DUTF-8%27%271393338898013.jpg  

 

Procesar Pago
Compartir

debugger
0
0

CONTACTO

©2017 Amerindia - Todos los derechos reservados.